A mitad de febrero bajo la protección de soldados ruandeses el M23 entró en la ciudad congolesa de Kivu al sur del lago del mismo nombre. Semanas antes habían tomado Goma la capital de la provincia de kivu del norte también a orillas del lago y también fronteriza con Ruanda. La ocupación de Goma había sido una masacre, 3000 personas habían muerto y decenas de miles, muchos de ellos desplazados anteriormente por el mismo conflicto, tuvieron que huir de nuevo en busca de otro refugio. En su avance el M23 y 4000 soldados ruandeses habían ido tomando pueblos mineros congoleses.
Se trataba de un episodio más de una serie de actos de violencia iniciados en el Este del Congo después del genocidio de Ruanda. Tutsis se organizaron en 1994 en grupos armados, las raices de lo que ha llegado a ser el M23, supuestamente para defenderse de la violencia de Hutus ruandeses huidos del país tras la toma del poder por guerrilleros tutsis. El conflicto se ha ido transformando en una injerencia cada vez mayor en la soberanía territorial congoleña por militares ruandeses y grandes corporaciones internacionales amenazando la estabilidad del Este de Africa.
Lo que quizá sea nuevo es que la Comunidad Internacional no ha puesto la misma presión que otras veces sobre Ruanda para que acabe el conflicto. El coltan es cada vez mas necesario para los nuevos sectores productivos, el Este del Congo está produciendo más del 40% de toda la producción mundial, desatando el interes de las grandes potencias por socios que le ayuden a controlarlo. Es difícil imaginar el desarrollo de la nueva tecnología sin el coltan o cobalto del Congo.
La entrevista hecha por Siscu Baiges aqui reproducida fue realizada a principio de mes con la intención de ayudar a entender las razones de este largo conflicto y porqué ahora adquiere tanta relevancia.