Etiopía en el umbral de una nueva hambruna a causa de la guerra

Otra vez la hambruna amenaza a Etiopía.  Trabajadores humanitarios han advertido que en septiembre no habrá comida suficiente en el norte del país. No es la sequía como ocurrió en 1974 y 1984 cuando cientos de miles de campesinos murieron de hambre y el mundo se movilizó indignado, esta vez se trata de una guerra maquiavélica.

Grant Leaity el Coordinador Humanitario de las Naciones Unidas en Etiopía dijo la semana pasada que 5.2 millones de personas, el 90% de la población en Tigray, necesita urgentemente ayuda humanitaria. Entre ellas 400,000 que ya estan pasando hambre. Leaity advirtió que si no se actua será “la peor situación de hambre en el mundo en décadas”. Si está en lo cierto, conociendo lo que ocurre en Yemen y el desastre que amenaza a Afganistán, el Sahel y Madagascar, tiene que ser una catastrofe de proporciones épicas.

La catastrofe humanitaria empezó a incubarse desde el primer día de guerra. Periodistas que lograron visitar la región este verano han confirmado que soldados etíopes y sus aliados erítreos robaron grano, quemaron cosechas y destrozaron aperos agrícolas y graneros cómo si se tratase de una guerra genocida. Tigray  es una región de campesinos pobres que viven mayoritariamente de sus cosechas. A causa de la guerra cientos de miles de personas tuvieron que huir de sus comunidades para salvar su vida, las mujeres para evitar ser violadas, abandonando temporalmente sus milpas.  De 1.3 millónes de héctareas posibles de cultivo este año solo han sido sembradas 320 mil. Se estima que este mes cuando acaba la época de lluvias y empieza la cosecha del teff y cebada se recolectara entre el 25 y el 50% de lo habitual. Si no se compensa el grano perdido el hambre arrasará Tigray. 

La guerra comenzó el pasado noviembre después de que Abiy Ahmed  el primer ministro galardonado irónicamente con el Premio Nobel de la Paz  decidiera resolver con la guerra sus diferencias políticas con el TPLF (Frente de Liberación Popular de Tigray) quien había gobernado el país durante las tres últimas décadas. Abiy  Ahmed decidió invadir Tigray ayudado por el ejercito eritreo -el Presidente de Eritrea Isaias Afwerki odia al TPLF-y milicias amharas con quien Tigray tiene litigios territoriales

Abiy Ahmed y los líderes del TPLF habían sido camaradas en el mismo partido incluso algunos eran amigos. Pero Abiy Ahmed quería crear uno nuevo el Partido Prosperidad, más centralista y neoliberal y el TPLF se resistía. Abiy Ahmed pensó que la guerra sería breve. Daría una lección a los del TPLF por su rebeldía. Pero ha pasado casi un año y la guerra en vez de terminar ha empeorado.

En junio la guerra dio un vuelco inesperado. Las comunicaciones habían sido cortadas y poco se sabía de lo que ocurría en el terreno. Para sorpresa de todos las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF),  que aglutinan a diferentes fuerzas politicas no solo al TPLF, lograron derrotar al ejercito etíope. Siete de sus 12 divisiones fueron destruidas. Se calcula que 18 mil soldados habrían muerto. El ejercito etíope se retiró de Tigray. Tras la victoria Debretsion Gebremichael, el lider de Tigray, regresó a Mekelle desde las montañas. Había dicho semanas antes que no esperaba regresar vivo. Además de los muertos al menos siete mil soldados etíopes fueron hechos prisioneros por los tigriños y obligados a desfilar como prisioneros en Mekelle.

La derrota fue una humillación para Abiy Ahmed quien acababa de ganar unas elecciones cuestionadas por la oposición. El TDF había podido cambiar la marea de la guerra gracias a un masivo alistamiento de la población que pedía ser movilizada, entrenada y armada. Los jovenes , hombres y mujeres, acudieron en masa a los centros de reclutamiento. Unos porque sentían su cultura e identidad pisoteada pero la mayoría fueron motivados por las masacres, los asesinatos y las violaciones cometidas por soldados etíopes y eritreos. Según un portavoz del TDF, “ los voluntarios para luchar eran tantos que no podian recibir a todos”.

Abiy Ahmed quien había proclamado victoria reaccionó furioso ante la derrota con un lenguaje inflamatorio. Se refirió a los líderes tigriños como “cancer” “malas hierbas” «híenas» que hay que remover. Diplomáticos lo vieron peligroso en unos tiempos donde la violencia étnica esta a flor de piel. El recuerdo de Ruanda estaba presente. Llamaba la atención que eran los mismos diplomáticos que le ayudaron a ganar el Premio Nobel de la Paz. 

Abiy Ahmed no se limitó al lenguaje inflamatorio, hizó un llamamiento a los jovenes amharas a incorporarse a la guerra. Sintayehu Abate, un vice-alcalde de Addis Abeba  dijo que tras el llamamiento 3000 residentes se habían alistado en la ciudad y que miles más habían firmado su incorporación a filas. En Bahir Dhar la capital amhara docenas de camiones con cientos de nuevos reclutas partieron para el frente como había ocurrido meses antes en Axum una ciudad de Tigray. La guerra se extendía a civiles aliníados en bases étnicas. La violencia étnica se estaba haciendo cada vez más difícil de controlar.

Días después 50 cadáveres fueron recogidos flotando en el río Tekeze  en Sudán a escasos metros de la frontera con Etiopía. Tewodros Tefera un cirujano trabajando para la Media Luna Roja dijo a al-jazeerra “que los cadaveres estaban terriblemente heridos algunos llenos de balas”. Esos días FANO una milicia amhara había ido casa por casa en Humera una ciudad disputada por amharas y tigriños. En Dabat una woreda en las montañas Simien el gobierno etíope ha denunciado que más de 100 campesinos amharas han sido asesinados a principio de septiembre por el TPLF quien lo niega y ha llamado a una investigación independiente. En Oromia al oeste de Addis Abeba la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía denunció la muerte de 210 personas en varios días de violencia etnica entre oromos y amharas.

Es difícil saber que está ocurriendo en el terreno pero hay alarmantes noticias de que la guerra se esta extendiendo. Miles de voluntarios habrían muerto. Han sido reportados combates en Amhara, Afar y Oromia. EL TPLF y OLA (Ejercito de Liberación Oromo), los oromos son la etnia más numerosa y su territorio se extiende al oeste y sur de Addis Abeba,  han formado una alianza que disputa la visión centralistas de Abiy Ahmed poniendo en riesgo a la propia Etiopía. Las necesidades humanitarias se han extendido a Afar y Amhara. Naciones Unidas ha dicho que 1.7 millónes de personas de estas provincias federales necesitan ayuda en las zonas fronterizas con Tigray. Ha habido reportes que los tigriños habrían tomado Lalibela.

Trabajadores humanitarios han denunciado que el gobierno de Addis Abeba está haciendo todo lo posible por impedir que la ayuda llegue al norte en donde los graneros  están vacíos y hay escasez de gasolina y medicinas. Abiy Ahmed un cristiano pentecostes estaría usando el hambre como arma de guerra. Todavía la electricidad, el internet, los cajeros y los vuelos siguen sin funcionar normalmente. En Mekelle el precio del aceite vegetal ha aumentado cinco veces en el último mes. La comida no llega en la cantidad que se necesita. Se requieren un minimo de 100 camiones diarios para enfrentar la crisis. A finales de agosto y desde el 12 de julio unicamente habían entrado a Tigray 335 camiones, es decir un 9% de lo que se necesita. En Semera la capital de Afar hay 172 camiones varados esperando permisos o que las batallas terminen para viajar a Tigray.

Llama la atención que mientras el gobierno esta gastando su presupuesto en comprar armas, habría comprado drones a Turquía, Azerbayan e Irán ,no atienda las necesidades básicas de su población. Se estima que la guerra ha costado al país ya 2500 millones de dólares. Dos grandes empresas Ethiopia Airlines o el Comercial Bank controladas por el gobierno estarían desvíando recursos al esfuerzo de guerra en vez de pensar en las necesidades de la economía o impedir la hambruna. El FMI ha estimado que este año la economía crecerá un 2% bien lejos del 10% de los últimos años.

El gobierno etíope se negó desde el principio de la guerra a establecer un dialogo necesario para parar la catastrofe humana.  Una comisión de expresidentes africanos formada por la Unión Africana que buscaba establecer puentes entre ámbos bandos ni tan siquiera fue recibida por Abiy Ahmed. En junio el parlamento clasificó al TPLF como una organización terrorista haciendo todavía más difícil el dialogo. Abiy Ahmed ha amenazado con movilizar a medio millón de combatientes, pero cada vez es más difícil pensar que esté en condiciones de ganar la guerra, mucho menos pronto. Si la guerra continua la catastrofe será épica han advertido jefes humanitarios de las Naciones Unidas. Los gobiernos europeos deberían presionar a Abiy Ahmed para buscar una salida negociada al conflicto,  al fin y al cabo fueron ellos quienes celebraron y faciltaron su Premio Nobel de la Paz que impulso su poder.

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