UN VIAJE DESDE LA FRONTERA NORTE A UN MÉXICO EN TRANSFORMACIÓN

Texto y fotos Mark Aguirre

El Muro construido por Donald Trump entre Mexicali y Tijuana en la frontera californiana entre Estados Unidos y México visto desde la Rumorosa

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hacia la frontera

Si alguien quiere saber como anda socialmente Estados Unidos le recomiendo tomar el autobus que desde Nueva York va a Los Angeles. Es una nave de pasajeros desesperados en busca de un lugar donde no ahogarse. Gente tan quemada con lo que ha vivido que duda de que exista, pero de cualquier forma si vas a perder tu casa o ya la has perdido siempre es mejor ser un homeless con el sol del sur que en el frio del noreste. Hice la ruta entre Alburquerque y Phoenix. Nueve horas que uno normalmente sobrevive gracias al paisaje. No esperen comodidad. Los autobuses son los mismos que había en el siglo pasado. Era un paisaje semidesértico pero las montañas al norte anunciaban los bosques de pinos donde los apaches pasaban buenas temporadas. De tanto en tanto veías nativos que viven en casas de barro protegidas por paredes de roca. Saben como moverse entre el rio Bravo y el río Colorado a pesar de la falta de lluvia y el calor sofocante. Con las horas llegó a ser más interesante lo que ocurría dentro que lo de afuera. Después de dos días de viaje hacia el sur se había establecido una especie de comunidad viajera y la gente contaba sus historias. 

La mujer jóven y blanca que estaba a mi lado no hacía más que hablar por telefóno. Estaba huyendo de su familia. Hablaba articuladamente algo extraño para alguien que decía apenas había pisado las aulas. Su padre un nazi – ella y su madre tenian que teñirse el pelo de rubio para que no las golpeara- le había obligado a dejar la escuela para prostituirse. Había trabajado en una barra de striptease de esos bares de solo para hombres. Luego era ofrecida a clientes. Le decía su padre que era mucho mejor para ella que la escuela. Había seguido leyendo por su cuenta. Le gustaba leer. Decía que su historia de abusos no era rara. Conoce a otras chicas con experiencias similares o incluso peores. El juicio contra la amiga de  Jeffrey Epstein el millonario que ofrecia adolescentes a los del 1%  empresarios y politicos estaba en las noticias.  El abuso y el maltrato que veía a su alrededor le habían llevado a huir.  Cuando decidió escaparse estuvo  deambulando por las calles de Nueva York con miedo de que su padre la encontrase hasta que decidió visitar un centro de acogida. Le aconsejaron salir de Nueva York y apuntarse en un centro de rehabiltación. Encontró uno en Phoenix una ONG que ayuda a mujeres abusadas y explotadas a salir del pozo. Eran los píscologos quienes llamaban frecuentemente para checar que todo estaba bien con ella. Quería salir de Estados Unidos e instalarse en Suecia. Había leído que allí las mujeres tienen un mejor trato y quería vivir allí.

Aúnque el autobús paraba cada dos horas un hombre iba cada rato a fumar al baño. Era un veterano de guerra que había perdido su pierna y llevaba una faja especial por fuera de los pantalones entre las inglés. Para avanzar usaba las cabezeras de los asientos a ambos lados del pasillo como muletas. Al pasar siempre intercambiaba algunas palabras con un hombre afroamericano que se había hecho con el control de la zona trasera del autobús. Este ocupaba dos asientos, las piernas estiradas, y no usaba mascarilla a pesar de ser mandatorio. Venía de Milwaekee (Wiskonsin) donde acababa de perder su apartamento por no pagar el alquiler de 1500 dólares mensuales por una habitación. “Los alquileres estan creciendo sin fin. Es imposible pagarlos” decía. De tanto en tanto entraba en conversación con sus vecinos del otro lado del pasillo. Dos jóvenes bien vestidos que parecían estar fuera de sitio. Generalmente hablaban entre ellos de los mejores lugares donde vivir y donde comprar drogas. Los jóvenes habían vivido los últimos meses en varias ciudades del Medio Oeste. Uno de ellos hacía un par de años había vivido en Phoenix y recomendaba un lugar en el área central donde un chino hacía tattoos. “Es el mejor lugar para comprar marihuana en la ciudad” repetía como un comercial. Cuando necesitaban hacer una llamada pedían a una mujer latina que viajaba con su hijo que les prestara su teléfono.

Flagstaff en la mítica ruta 66

El Gran cañón del Colorado

En Flagstaff donde se ven las montañas que llevan al Gran Cañón el autobús hizo la última parada antes de cambiar de dirección hacia Phoenix. La ciudad esta a dos horas hacia el sur por la I-17. Habíamos venido de este a oeste a través de Gallup el centro de los navajos por la histórica ruta 66 . El grupo bajó a fumar como acostumbraba. Un jóven mochilero nuevo en el autobus se sentó junto al hombre de Milwakee. La animación empezó nada más arrancar. Una mujer sentada detrás le confundió con alguien que habría estudiado en su misma HighSchooll. El jóven le contestó que lo creía muy improbable. Era de Hamburgo. La mujer le pregunto que donde estaba. El alemán se saco de onda. Ella le dijo que la única ciudad que conocía por nombre de Alemania era Berlin. El jóven alemán la ignoró y se puso hablar con su vecino. No le fue mejor. Estaba buscando un sitio para pasar la noche en Phoenix. El hombre de Milwakee le dijo que no sabía. Su presupuesto era muy estrecho y no sabía si tendría que acabar durmiendo en la calle. Cambio de tema. Le preguntó por que viajaba al sur. “Hacía unas semanas habían asesinado a su hija en la calle”. No volvió a preguntar más.

Había comprado un billete de Phoenix a Calexico para las 15:30 en un autobus que iba a San Diego. Sabía que tenía que cruzar la frontera antes de que oscureciera. Un robo sería lo “mejor” que me pudiera suceder si intentaba pasar de noche. Estaba seguro que llegaría viendo un atardecer rojizo sobre las montañas de la Rumorosa con suficiente luz para pasar sin peligro. Son tres horas de viaje pero en la puerta de embarque había un cartel informando que el autobus salía con retraso. Los de Gray Hound no habían encontrado un conductor en todo Phoenix ¡¡.  Al final dieron con uno que había llegado en la mañana desde San Diego. Acabamos saliendo tres horas más tarde de lo previsto. El conductor parecía un zorro asustado. Repetía una y otra vez que el retraso no había sido su culpa. Gritaba como un poseso cuando alguien se levantaba si el autobus estaba en marcha. Debía tener miedo de que le asaltasen. Las armas en la frontera las usan como se usan pantalones. No hace falta tener esas fotocopias tridemensionales para fabricarlas como hacen en Nueva York, las armas estaban en todas partes. No quería llegar de noche bajo ninguna circustancia. Decidí dejar el autobus y pasar la noche en Yuma un viejo pueblo de cowboys donde acaba el tren que viene de Chicago. Pasaría al otro lado al día siguiente. Podría ver las raras dunas del desierto de Arizona.

En el hotel en Yuma pregunté al recepcionista sobre la posibilidad de entrar a México por San Luis un punto fronterizo a orillas del rio Colorado en Sonora . En el mapa me parecía más cerca que Calexico. Estaba en la ruta hacia el sur que siguen los de Phoenix si se atreven ir a la playa de San Félipe en el Mar de Cortés en Baja California. Podría llegar a Mexicali siguiendo la carretera que va hacia el oeste paralela a la frontera en el lado mexicano en vez de hacerlo por el lado estadounidense. Me dijo que ni se me ocurriera. Había una guerra abierta entre carteles por los corredores hacia Estados Undos y ese era uno de los puntos más calientes. “Son muy desconfiados con los que no conocen y no les gusta verlos” dijo. Luego en Mexicali me enteré que sicarios en camionetas blancas patrullan la carretera identficando a todo vehículo que pasa atacando a los sospechosos.

El autobus a Calexico salía a las 7:30 de la mañana . Eramos apenas cuatro pasajeros. Entre ellos una mujer china que no hablaba ni ingles ni español. Se comunicaba con el chofer con un traductor digital. Ella escribia en chino, el pequeño instrumento lo traducía al ingles, y se lo pasaba al conductor que lo leía. Era más difícil que la mujer recibiera una respuesta entendible. El conductor se olvidaba del instrumento y contestaba en inglés o español. La mujer Iba más lejos que Calexico a El centro una  ciudad que ha crecido con el “Valle Imperial”, el area de California que ha convertido el desierto en un vergel. Lo riegan con canales abastecidos por el Río Colorado antes de que entre en México. Parece que Estados Unidos se aprovecha de su situación geográfica. Hay una industria del agronegocio a ámbos lados de la frontera que se abastece del agua de los canales y alimenta California. Hay un acuerdo entre los dos países desde 1944 pero cada año hay menos agua para los dos. 

Paisaje del desierto de Arizona-Sonora. Muchos Saguaros, cactus gigantes, fueron afectados por la construcción del muro de acero que aisla a Estados Undos de su vecino del sur

Este desierto es uno de los lugares más trágicos que puedan existir. Se desconoce el número de personas que han fallecido intentando cruzarlo pero son miles. El calor es tal que es imposible sobrevivir si pierdes el camino y se te acaba el agua. Mueres en horas. Hay una organización que se dedica a buscar cadáveres de desafortunados. Su objetivo es identificarlos. Tienen una base de datos con los desaparecidos intentando llegar a Estados Unidos donde cotejan lo que encuentran. Suelen hallar los cadáveres debajo de pequeños árboles o arbustos que les protegieron del sol en sus últimos momentos. Los animales no han dejado más que sus huesos pero si hay suerte lo que queda de la ropa, lo que encuentran en las mochilas dejadas puede ser suficiente para identificarlos y avisar a sus familias.

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